sábado, 29 de diciembre de 2012

POESÍA PARA NIÑOS (2)


II. CANCIONES DE LA CALLE
 
 

 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TE QUIERO

Por lo finústico,
por lo simpático,
por lo poético
y lo democrático…
¡te quiero tántico!

Por lo poético,
por lo simpático,
por lo frenético
                           y lo socrático…
                           ¡te quiero tántico!

Por lo finústico,
por lo fantástico,
por lo poético
y lo simpático…
¡te quiero tántico!

 

 

 
DINERO

Al alimón, al alimón,
¿de qué es ese dinero?
Al alimón, al alimón,
de retales de cuero.

Al alirón, al alirón,
¿de qué es ese dinero?
Al alirón, al alirón,
de recortes de queso.
 
Al alimón, al alimón,
¿de qué es ese dinero?
Al alimón, al alimón,
de cáscaras de huevo.
 
Al alirón, al alirón,
¿de qué es ese dinero?
Al alirón, al alirón,
de retazos de sueño.

 

 

ESTA BALLESTA

Esta ballesta
camino me cuesta,
este librito
me cuesta poquito
y este limón
me cuesta un montón.
 
Esta visera
me lleva a la era,
este botijo
me lleva al cortijo
y este melón
me lleva al mesón.
 
Ballesta, librito y limón,
visera, botijo y melón,
palabras para una canción.

 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
GOLONDRINA Y VENCEJO
 
Golondrina
que hilaste
y por marzo
no acabaste.
Hoy aquí,
mañana allí.
¡Doña Marilííí…!

Vencejo
que volaste
y en el cielo
chillaste.
Hoy aquí,
mañana allí.
¡Don José Luííí…!

 

EL QUE PISA RAYA

El que pisa raya,
pisa medalla.
El que pisa cruz,
pisa la cabeza
del Niño Jesús.

El que pisa estampa,
pisa una santa.
El que pisa harina,
pisa la imagen
de la Virgen María.

El que pisa luna,
pisa la cuna.
El que pisa sol,
pisa el buen nombre
de Nuestro Señor.

 

 

A TAPAR LA CALLE

A tapar la calle,
que no pase nadie,
que pasen mis abuelos
comiendo buñuelos,
de rodillas,
a hurtadillas,
hasta el juicio final.

A tapar la calle,
que no pase nadie,
que pasen mis abuelas,
comiendo habichuelas,
en andas,
en volandas,
hasta que no puedan más.

 

 

SALTANDO A LA COMBA
 
Uno y dos,
el Niño Dios,
los ángeles del cielo,
María, consuelo
del pecador.
Bajó Pilatos
haciendo garabatos
con una gorra verde,
diciendo que pierde,
que pierde, que perdió.
Tres y cuatro,
salió el Diablo
de rabo rojo
y cuernos largos.
Cinco y seis,
ya no lo veis
porque lo espantó
Nuestro Señor.
Siete y ocho,
con un bizcocho
meriendo yo.
Nueve y diez,
con una nuez
la comba se rompió.
Uno y dos…
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
QUE LLUEVA, QUE LLUEVA

Que llueva, que llueva,
la Virgen de la Cueva,
los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,
que sí,
que no,
que llueva a chaparrón.
con azúcar y turrón,
y se rompan los cristales
de la estación.

Que llueva, que llueva,
la Virgen de la Cueva
y que en los charcos
no se hundan los barcos
del señor Ramón.

 


NO SE TE OLVIDA UNA NIÑA

--Madre, cuando voy a leña,
se me olvidan los ramales.
--No se te olvida una niña
que habita en los arrabales.
--Madre, cuando voy al monte,
se me olvidan las alforjas.
--No se te olvida una niña
que te espera entre las frondas.
--Madre, cuando voy al campo,
se me olvida la guadaña.
--No se te olvida una niña
que será tu amor mañana.

 


LEVÁNTATE, MORENITA

Levántate, morenita,
levántate, resalada.
Levántate, morenita,
que ya llega la mañana.
Levántate,
que tu novio te reclama,
levántate,
arrimado a tu ventana.
Levántate.

Levántate, morenita,
levántate, resalada.
Levántate, morenita,
y dale un beso en la cara.
Levántate,
que el amor es esperanza,
levántate,
y sin amor no eres nada.
Levántate.

 


MI PUEBLO NATAL

Tiene mi pueblo natal
un hermoso caserío
y un puente que cruza un río
de rumoroso caudal.

Y en una margen del río
un molino se levanta
que moliendo el trigo canta
como canta el caserío.

Trabaja la vecindad
a la par que lo hace el río,
derrotando así al impío
paso de la soledad.

Tiene mi pueblo en verdad
claro el fin de su existencia:
trabajar con insistencia
aunque le venza la edad.

 

viernes, 28 de diciembre de 2012

POESÍA PARA NIÑOS

                           Para mis nietos Xavi y Martí,
                           que son mi futuro.


PALABRAS PRELIMINARES

 















Una de las primeras cosas que aprendimos de niños fueron las canciones que nos cantaban nuestras madres al mecer nuestros sueños y nuestras inquietudes. Y entraron en nuestras mentes infantiles y en nuestros tiernos corazones para quedarse allí imborrables y para siempre. Como las canciones que cantábamos con los demás niños en la calle en nuestros juegos infantiles. Y estas canciones son imborrables y para siempre porque constituyen la verdadera poesía, que posee los tres elementos básicos para ser considerada como tal: sentimiento, belleza y misterio.

En las páginas que siguen he querido reunir unas cuantas composiciones poéticas inspiradas en las canciones que todos escuchamos en nuestra infancia. Casi todas ellas parten de versos existentes en el acervo cultural de nuestro folclore. Y lo único que he hecho ha sido, además de actualizarlas y ampliarlas, formar con ellas un cuerpo más o menos homogéneo de canciones, juegos, adivinanzas, coplas y trabalenguas. Entre ellas, figuran canciones tan conocidas como A tapar la calle, El que pisa raya, El patio de mi casa o Que llueva, que llueva, y otros juegos fonéticos y semánticos que, estoy seguro, serán la delicia de los lectores.

También he incluido en esta colección pequeños poemas míos de tema muy variado que me sirvieron en otro tiempo, durante mi vida de profesor de Lengua y Literatura, para motivar mis clases con chicos de los antiguos cursos de Preparatorio e Ingreso.


 
Antes de remitir a las páginas de Poesía para niños que reúno aquí, debo decir que  he perseguido dos claros objetivos: uno, revivir el sentimiento, la belleza y el misterio que experimenté de niño oyendo y cantando esas canciones; y dos, hacer que los niños de ahora disfruten leyéndolas y, si cabe, las aprendan de memoria y las reciten en la escuela, en la calle y en la casa.

                                                                  Tossa de Mar, otoño de 2012
 
CUATRO ESQUINITAS
Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
que me la guardan
y si no me duermo
los cuatro me hablan,
y así los miedos
lejos se marchan.
Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
que me la guardan,
y así la noche
no se hace larga
y  de un tirón duermo
hasta la mañana.
 
ASERRÍN, ASERRÁN
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan;
los del rey sierran bien,
los de la reina también,
los del duque, truque, truque,
piden queso, piden pan.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
los del marqués sierran bien,
los de la marquesa también,
los del conde, donde, donde,
piden nata, piden flan.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan.
 
SUEÑO
Este niño tiene sueño,
muy pronto se va a dormir;
tiene un ojito cerrado
y el otro no puede abrir.
La luna lo está mirando
desde su balcón celeste.
El niño ya está dormido
y sueña en campos de nieve.
 
Dormido el niño parece
un ángel aquí en la tierra
que haya venido a traer
a casa la paz serena.
 














CINCO POLLITOS
 
Cinco pollitos
tiene mi tía:
uno le salta,
otro le pía,
y otro le canta
la sinfonía,
y los otros dos
van a la vía
a coger carbón
para la comida.
 
Cinco pollitos
tiene mi tía,
y le dan los cinco
su compañía.
 
CANCIÓN DE LAS BRUJAS
 
A eso de la medianoche,
de las doce al último son
salen las brujas cantando
y marchan todas en procesión…
Y hacen fechorías,
ay, ay, ay,
y mil tropelías,
ay, ay, ay.
 
LOS CINCO DEDOS
Este fue a por leña,
éste la encontró,
éste trajo un huevo,
éste lo frió,
y éste como es tan gordo
se lo comió.
¡Vaya cinco dedos
que tengo yo!
Cuatro trabajando
para el más tragón.
 
EL PATIO DE MI CASA
 
El patio de mi casa
es particular,
cuando llueve se moja
como los demás.
Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no pueden caminar.
El patio de mi casa
es particular,
cuando hace sol se tuesta
como los demás.
Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no pueden caminar.
 
 
TENGO, TENGO, TENGO
--Tengo, tengo, tengo…
--Tú no tienes nada.
--Tengo tres ovejas
en una cabaña:
una me da leche,
otra me da lana
y otra mantequilla
para toda la semana.
--Tengo, tengo, tengo…
--Tú no tienes nada.
--Tengo tres gallinas
en una cabaña:
una me da huevos,
otra canta y canta
y otra me da plumas
para las almohadas.
 

lunes, 24 de diciembre de 2012

SABER DE POESÍA (2)

Examinemos, a modo de conclusión de este primer apartado, en un poema completo los cuatro elementos citados que, según Lamartine, hacen que un poema sea altamente aceptable: una idea para la inteligencia, un sentimiento para el corazón, una imagen para la vista y una música para el oído.
 

 


VERSOS SENCILLOS,  del poeta cubano José Martí (1853- 1895)

                              “Si ves un monte de espumas,
es mi verso lo que ves:
mi verso es un monte, y es
un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal                5
que por el puño echa flor:
mi verso es un surtidor
que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
y de un carmín encendido;               10
mi verso es un ciervo herido
que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada;
mi verso, breve y sincero,
es del vigor del acero                        15
con que se funde la espada.”
 

-una idea para la inteligencia

La idea que domina en el poema es la múltiple definición que el propio poeta da de su verso: un monte, un abanico de plumas (versos 2 y 3), un puñal (v. 5), un surtidor (v. 7), de un verde claro (v. 9), de un carmín encendido (v. 10), un ciervo herido (v. 11), agrada al valiente (v.13), es del vigor del acero (v.15)). Como si quisiera decirnos que su poesía lo abarca todo, desde lo material a lo espiritual. Es la idea aportada por tantos poetas, según la cual en la poesía no sobra nada si el contenido se sabe vestir con el arte bello de la palabra. Otras ideas, no menos principales, presentes en el poema que nos ocupa son: las características fundamentales de este tipo de poesía: brevedad, sinceridad y fuerza (versos 14 y 15). Aporta esperanza y pasión (versos 9 y 10). Presenta a la vez agresividad y suavidad o ternura (versos 5 y 6), lo más grande y poderoso y lo más pequeño y débil (versos 1 a 4), etcétera. En resumen, el poema está sustentado, antes que nada, por abundancia de contenido en torno a la definición que da Martí de su propia poesía.


-un sentimiento para el corazón.
Apoyándonos en lo expuesto más arriba, el poema presenta un abanico de sentimientos, que abarca desde la generosidad a la participación, pasando por la sinceridad, la pasión, la esperanza, el amor, la ternura, la soledad, la valentía, el miedo, la ayuda…

-una imagen para la vista.
El mundo visual tiene gran presencia en el poema; en realidad, la mayoría de las definiciones que efectúa el poeta de su verso se basan en imágenes que tienen que ver con la naturaleza y los objetos, y en menor grado con abstracciones espirituales. Ejemplos de las primeras: monte de espumas, abanico de plumas, puñal, flor (por cierto, la imagen que resulta de combinar los significados contrarios de estas dos palabras, puñal y flor, es de lo más eficaz para explicar el poder de la poesía: “mi verso es como un puñal / que por el puño echa flor”), surtidor, coral (se da el mismo caso: “Mi verso es un surtidor / que da un agua de coral”, salvo el que en el caso anterior la imagen se resuelve con una comparación y en éste con una metáfora)… Ejemplos de abstracciones espirituales: vulnerabilidad (“ciervo herido”), amparo, valentía, agrado, sinceridad, fuerza (“es del vigor del acero / con que se funde una espada”), esperanza (“es de un verde claro”), pasión (“y de un carmín encendido”)…

-una música para el oído.
Ritmo y rima: el poema está compuesto de cuatro redondillas, estrofas de cuatro versos octosílabos que riman consonantemente el primero con el cuarto y el segundo con el tercero. Y este esquema se repite cuatro veces (espumas, ves, es, plumas; puñal, flor, surtidor, coral; etcétera) a lo largo del poema. En cuanto al ritmo, la distribución de los acentos en los versos del poema es variada, aunque dominan los acentos en las sílabas 2ª, 4ª y 7ª (“si ves un monte de espumas”).

La eufonía o la música, que ya de por sí se obtiene de la combinación del ritmo y la rima, en el poema presente se basa además en otros aspectos, el más importante de los cuales es la repetición de las palabras clave del poema: mi verso es (hasta ocho veces: versos 2º, 3º, 5º, 7º, 9º, 11º, 13º y 14º). Y forman la mayoría de las veces anáfora y son el principio de alguna comparación (como un puñal) y un buen número de metáforas (un monte de espumas, un abanico de plumas, un surtidor…)

Antes de seguir adelante con estas rápidas anotaciones, conviene fijarnos en un detalle importante: en la poesía actual, muchas veces se prescinde de la rima, pero aún así, los versos, que en este caso reciben el nombre de blancos, guardan celosamente su eufonía mediante el ritmo, y forman, por ello, buenos poemas. Para demostrar lo que decimos, proponemos un ejemplo perteneciente a un poeta del siglo XX, Claudio Rodríguez (1938- 1999). Se trata de un fragmento extraído del Canto del despertar, del primero de sus libros, Don de la ebriedad (Premio Adonais, 1953), escrito todo él en endecasílabos, muchos de ellos blancos:
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 





“El primer surco de hoy será mi cuerpo.
Cuando la luz impulsa desde arriba,
despierta los oráculos del sueño
y me camina, y antes que al paisaje
va dándome figura. Así otra nueva            5
mañana. Así otra vez y antes que nadie,
aún que la brisa menos decidera,
sintiéndome vivir, solo, a luz limpia.
Pero algún gesto hago, alguna vara
mágica tengo porque, ved, de pronto        10
los seres amanecen, me señalan.
Soy inocente. ¡Cómo se une todo
y en simples movimientos hasta el límite,
sí, para mi castigo: la soltura
del álamo a cualquier mirada! Puertas     15
con vellones de niebla por dinteles
se abren allí, pasando aquella cima.
¿Qué más sencillo que ese cabeceo
de los sembrados? ¿Qué más persuasivo
que el heno al germinar? No toco nada.   20
No me lavo en la tierra como el pájaro.”
 
En los presentes versos podemos observar perfectamente cumplidos los cuatro elementos de Lamartine:

-una idea para la inteligencia
El poeta asiste de lleno a esa hora mágica del amanecer en que la naturaleza, el campo, el paisaje despierta. Hasta él mismo se considera parte del campo: “el primer surco de hoy será mi cuerpo” (verso, dicho sea de paso, que figura en su tumba zamorana). El poeta parece poseer una varita mágica, a cuyo efecto los seres amanecen y cobran vida: los movimientos plateados de los álamos, los jirones de niebla desplazándose, el cabeceo de los sembrados, el germinar del heno…

-un sentimiento para el corazón
El poeta experimenta la sensación de comulgar con el despertar del campo mientras camina por él. A esta sensación tan especial la acompaña el entusiasmo, la alegría de ser único en esa contemplación; de ahí sus ganas de cantar el momento, irrepetible y limpio. Y la inocencia.

-una imagen para la vista
Guiados por el poeta vemos en nuestro interior lo que él “ve” en el momento de crear el poema cómo la luz abriéndose paso desde el cielo antes de llegar al paisaje, que permanece aún en la sombra. Después van cobrando a la vista forma y movimiento los álamos, la niebla, el cabeceo de los sembrados, el germinar del heno…

-una música para el oído
Música, eufonía que ya poseen en sí los endecasílabos del poema con sus acentos distribuidos, sobre todo, en las sílabas 4ª, 6ª y 10ª (“El primer surco de hoy será mi cuerpo”, “Cuando la luz impulsa desde arriba”, “y me camina, y antes que al paisaje”, “se abren allí, pasando aquella cima”, “¿Qué más sencillo que ese cabeceo…”, etcétera. Música lograda también con los suaves y constantes encabalgamientos (hasta cuatro versos: 3, 4, 5 y 6; 14, 15, 16 y 17), repeticiones de palabras de la misma categoría gramatical (“Así otra nueva / mañana…” “Así otra vez…”; “¿Qué más sencillo…” “¿Qué más persuasivo…”; “No toco nada…” “No me lavo…”

Para cerrar este primer apartado, añadimos tres poemas que se ajustan a los postulados de Lamartine:

-una idea para la inteligencia
-un sentimiento para el corazón
-una imagen para la vista
-una música para el oído.


1. Rima LXVI, de Gustavo Adolfo Bécquer

“¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones                   5
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,                                            10
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,                                         15
allí estará mi tumba.

 
Ideas para la inteligencia:
Tanto la cuna como la tumba del poeta están envueltas de tristeza, penalidades, dolores, soledad, olvido.

Sentimientos para el corazón:
Desolación, amargura, pesimismo del poeta que, sin duda, mueven a la compasión y ternura del lector.

Imágenes para la vista:
El camino que conduce a la cuna del poeta posee una atmósfera negativa, es ya “un sendero horrible y áspero”, donde se aprecian huellas ensangrentadas sobre la roca y jirones del alma enganchados en las zarzas. Y el camino que lleva a su tumba no es más halagüeño: hay que atravesar un páramo sombrío y triste y un valle de nieves y nieblas eternas y melancólicas, antes de llegar a una piedra olvidada y solitaria sin ninguna señal de que allí yace el poeta.

Música para el oído:
Las dos estrofas de la silva arromanzada que compone la Rima están conectadas por sendas interrogaciones sobre el destino humano (“¿De dónde vengo?” y “¿Adónde voy?”) Los ocho versos de cada una de ellas adoptan la misma medida de sílabas: 11, 7, 11, 7, 11, 7, 7, 7, 7. En cuanto al ritmo, presentan parecida distribución de acentos: los endecasílabos presentan, casi todos, el esquema del primero y noveno versos  (2ª, 6ª y 10ª sílabas): “¿De dónde vengo? El más horrible y áspero…” “¿Adónde voy? El más sombrío y triste…”; respecto de los heptasílabos, siguen estos dos esquemas: 3ª y 6ª sílabas (“en las zarzas agudas”, “te dirán el camino”, “que conduce a mi cuna”, “de los ramos cruza”…), y 4ª y 6ª sílabas ( “de los senderos busca”, “sin inscripción alguna”, “allí esta mi tumba”…) La rima, asonante en los versos pares (en –ú-a), sirve de ligazón en toda la Rima (busca, dura, agudas, cuna…). Finalmente, las enumeraciones de elementos físicos y naturales (senderos, huellas, rocas, despojos, zarzas, páramos, valle…) aportan también eufonía al poema.

Los cuatro requisitos que exigía Lamartine en todo buen poema se interrelacionan sabiamente entre sí en la Rima de Bécquer para crear un todo indivisible: el pesimismo que siente el poeta hacia los dos caminos de su destino se viste con esta modulada combinación de versos endecasílabos y heptasílabos, ritmo adecuado para tratar asuntos reflexivos y melancólicos, de confesión íntima; composición, en suma, solemne y triste que requiere una atmósfera especial lograda con un léxico que hace referencia a un paisaje tenebroso y solitario, propio del Romanticismo, por otra parte movimiento literario al que pertenece Gustavo Adolfo Bécquer.

Intenta, siguiendo las pautas anteriores, analizar los dos poemas restantes. No dudes en consultar cualquier duda que te surja mientras los analizas comprobando de qué modo se cumplen en ellos los postulados de Lamartine.

2.   El viaje definitivo, de Juan Ramón Jiménez

“Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.”

 

3.     A la inmensa mayoría, de Blas de Otero

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno,

                                       Blas de Otero.

domingo, 23 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD

A todos los seguidores del blog





FELIZ NAVIDAD





Belén que construimos en casa cada año todos los miembros de la familia.
Con nuestros mejores deseos para el año 2013.





 


sábado, 22 de diciembre de 2012

SABER DE POESÍA

Estas anotaciones, escritas a vuela pluma, van dedicadas a un amigo que quiere saber de poesía. Y ya de paso para quienes se sientan tentados de expresar sus sentimientos de la forma más eufónica posible.
 
 
“Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.”
                         Gustavo Adolfo Bécquer
 
I.                 













I. Del poema
1.      Partiendo de Lamartine
 
Estamos de acuerdo con el poeta francés Alfons de Lamartine (1790- 1869) cuando dice que un poema, para ser considerado así, debe contener los siguientes elementos:
 
-          una idea para la inteligencia,
-          un sentimiento para el corazón,
-          una imagen para la vista,
-          una música para el oído.
Examinemos cuatro ejemplos extraídos de nuestra historia poética para explicar sendos elementos del poema:
 
- una idea para la inteligencia:
El primer ejemplo es la estrofa que emplea como estribillo el poeta romántico español José de Espronceda (1808-1842) en su famosa Canción del pirata, que todos aprendimos una vez de pequeños:
 
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza del viento,
mi única patria la mar.”
 
El pirata, personaje que canta la canción en la popa de su bajel El temido, expresa en estos cuatro octosílabos, que forman una estrofa llamada copla, su concepción de la vida, resumida en estas cuatro identidades:
barco= tesoro
libertad= Dios
la fuerza y el viento= ley
mar= patria
La idea de la independencia que tiene el pirata, un proscrito de la ley que vive al margen de las convenciones sociales y políticas no puede expresarse con mejor exactitud y eficacia. La libertad completa es para él lo que Dios para los cristianos. Con eso queda todo dicho.
 
De ahí que podamos decir que cuatro meros versos con una idea expuesta así tendrían solvencia probada para constituir un poema.
 
Se da la circunstancia de que en este caso estos cuatro versos están incluidos en un poema de altos vuelos como el estribillo que define insistentemente la forma de ser del personaje central, como queda dicho.
 
-          un sentimiento para el corazón:
El segundo ejemplo lo forman los ocho primeros versos, hexasílabos por más señas y con rima asonante en los pares, de la Rima LXXIII de Bécquer (1836- 1870):
“Cerraron sus ojos,
que aún tenía abiertos;
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
y otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.”
 
En dichos versos el poeta describe la escena dolorosa en que, unas indeterminadas personas (de ahí el empleo continuado de la tercera persona del plural que expresa impersonalidad), tras cerrar los ojos a un muerto y cubrir su cara, lo dejan solo en la habitación entre llantos y silencio. El sentimiento que desprende la situación no puede ser más afligida, hasta la alcoba donde tiene lugar esa escena aparece precedida del adjetivo triste. Y más cuando avanzamos en la lectura de la rima y descubrimos que el muerto es una niña. Al sentimiento de tristeza se le añade otro sentimiento igualmente doloroso: el de la soledad. No en vano, a lo largo de la composición poética se va repitiendo este estribillo:
“¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!”
 
(Aconsejamos que se lea entera la Rima, que bien puede catalogarse como un buen poema, ya que contiene con creces los cuatro elementos de que estamos hablando, y alguno más que trataremos más adelante.)
 
- una imagen para la vista
El tercer ejemplo lo forma la primera estrofa que José Zorrilla (1817- 1893), otro poeta y dramaturgo romántico escribió en su poema titulado Las nubes, un excelente serventesio formado por cuatro versos alejandrinos (de catorce sílabas), con rima consonante alterna (esquema estrófico 14A 14B 14A 14B):
 
“¿Qué quieren esas nubes que con furor se agrupan
Del aire transparente por la región azul?
¿Qué quieren cuando el paso de su vacío ocupan
Del cenit suspendiendo su tenebroso tul?”
 
Nada más leer los dos primeros versos, vemos en la imaginación lo que pasa allá arriba en el cielo azul y notamos la violencia con que las nubes se agolpan (con furor se agrupan) unas con otras y amenazan cubrir la transparencia del aire. Amenaza que se cumple en los dos versos siguientes, cuando realmente acaban ocupando el espacio con sus ropajes oscuros (tenebroso tul). La visión de esas nubes descritas por el poeta en esos versos recrean en nuestra mente lo que se llama en poesía imagen.
 
-          una música para el oído.
El cuarto ejemplo es un epigrama (composición poética breve que expresa de forma ingeniosa un pensamiento satírico) de Juan de Iriarte (1702- 1771):
 
“A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.”
 
La música es inherente al buen poema y es perceptible especialmente en dos aspectos: el ritmo, que es la distribución de los acentos tonales a lo largo del verso, y la rima, que es la coincidencia de sonidos al final de los versos a partir de la última vocal acentuada.
 
Veamos ambos aspectos en los siguientes versos de Juan Bautista Arriaza (1770- 1837):
“Adiós, pobre pescador;
adiós, red; adiós, barquilla;
que ya no hay en esta orilla
sino vasallos de amor.”
 
En negrita aparecen señalados los acentos de los versos (sílabas 2ª, 3ª y 7ª en los tres primeros versos; 4ª y 7ª en el cuarto versos), y subrayadas las rimas consonantes (-or en los versos 1º y 4º, e –illa en los versos 2º y 3º). De este modo, el ritmo y la rima empleados por Arriaza en estos versos, los convierte en altamente musicales o eufónicos.
 
Si los versos no son eufónicos o musicales se confunden fácilmente con la ramplonería de la prosa que empleamos para hablar diariamente. ¿Y cómo se consigue que los versos sean eufónicos, musicales? Nos llevaría tiempo explicarlo, y no disponemos de mucho en estas breves anotaciones. Baste decir que con la práctica y la lectura de buenos versos nos podemos acercar bastante a lograr que nuestros versos suenen bien. Examinemos los cuatro versos  de Iriarte:
“A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.”
 
Ritmo: primer verso: acentos en las sílabas 3ª y 7ª sílabas; segundo y tercer versos: acentos en las sílabas 4ª y 7ª sílabas; cuarto verso: acentos en las sílabas 2ª, 4ª y 7ª (los acentos que más se repiten son los de las sílabas 4ª y 7ª).
Rima: consonante (-ante al final de los versos 1º y 4º y –er en los versos 2º y 3º.
 
La música es, finalmente, perceptible en el poema mediante la repetición de palabras y versos a lo largo de la composición estratégicamente colocados unas y otros. Cuando las palabras se repiten al principio de los versos, dan lugar a figuras literarias llamadas anáforas, paralelismos…
 
Por ejemplo, en la siguiente Rima del ya citado Bécquer
 
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso… yo no sé
qué te diera por un beso”,
descubrimos al principio de los tres primeros versos una anáfora en la repetición de la preposición por.
 
En cuanto al paralelismo, que es la repetición, en dos o más versos seguidos, de una serie de palabras que forman frases, sirva de ejemplo el señalado con negritas en los tres versos siguientes del poeta español Blas de Otero (1916- 1979):
 
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.”
 
Y cuando son, finalmente, varios versos los que se repiten a lo largo del poema intercalados en varias estrofas reciben el nombre de estribillos, que ya hemos visto en estas apresuradas anotaciones.