lunes, 10 de junio de 2013

CURIOSIDADES ETIMOLÓGICAS


 

Casos de economía lingüística
Metro, postal, cámara, cine, tele…
 
 

 



A menudo el lenguaje cotidiano dispone de sus propios mecanismos para ahorrar expresiones más o menos extensas. He aquí unos cuantos ejemplos que lo demuestran.

1. Metro.

Es frecuente oír expresiones como las siguientes:

“Te espero en la boca del metro de Urquinaona.”

“Cada día tomo el metro para ir a trabajar.”

¿Pero cuántos sabíamos que el origen de la palabra metro con la que identificamos el medio de transporte que muchos ciudadanos tomamos para acudir a nuestros quehaceres diarios proviene del extenso sintagma siguiente: ferrocarril metropolitano?

He aquí un ejemplo de ahorro expresivo: el sustantivo ferrocarril se da por sobreentendido, lo mismo que el componente -politano (referido a ciudad) del adjetivo que califica al anterior. Y así todo el mundo sabe qué está identificando cuando dice metro, a secas, en las expresiones de arriba.
 






2. Postal

De igual modo solemos decir expresiones como las siguientes:

“Cuando vaya a París te mandaré una postal.”

“En la postal que recibí de mi prima aparecía la catedral de Burgos.”

En este caso ocurre lo mismo que en el anterior: se omite el sustantivo al que este adjetivo califica: tarjeta. Debió decirse en ambas frases tarjeta postal. ¿Y por qué se emplea postal y se omite tarjeta? Por lo que comúnmente se llama contagio lingüístico, según el cual el usuario está pensando en el medio de envío, que es el del correo (poste, en francés; de donde, correo postal en castellano).

Otros casos en que se omiten, bien componentes del sintagma: cámara (cámara fotográfica), bien componentes de la palabra: cine (cinematógrafo), tele (televisión), etcétera.

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