De El meu ofici,
La Campana, Barcelona, 2008.
Si he de ser sincero, no estoy seguro de que, viendo
mi nombre impreso bajo un artículo, pensara que quería ser escritor. Lo que
quería era escribir, que no es lo mismo.
El meu ofici
quiere decir que llegó un día en que sí que comprendí que yo era escritor. Y
ahora me he decidido a dedicar unas cuantas páginas a concretar observaciones y
opiniones sobre la escritura, con diversidad de enfoques, aliñando algunas
ideas con un punto de ironía y procurando no caer en la suficiencia y en la
verbosidad afectada—el oficio se presta a ello--.
Es un libro en el cual me explico, y espero que el
lector no confunda convicciones con dogmas. El meu ofici es una muestra de lo que he ido pensando como escritor
y también de lo que he ido viviendo. (Pròleg)
La voluntad de ser un escritor original es lamentable
porque el intento está condenado al fracaso.
Popularmente llamamos “original” a aquella persona o a
aquella obra que se aparta de la normalidad que es extraña a lo previsible.
Detrás del originalismo puede haber una dosis excesiva
de ignorancia, de incultura. Muchos supuestos rupturistas no saben que eso que
se proponen ya lo hizo alguien en otra época.
En el ámbito de la literatura, pienso que se puede
llamar propiamente original a aquello que se remonta al origen, que en este
caso es el autor. Una obra para que sea válida ha de responder a la identidad
del escritor.
En general lo que hay son escritores de calidad, y su
obra valdrá si responde –si se “remonta”—al carácter de su autor, a la
personalidad literaria que lo define.
La literatura que se aguanta es la céntrica –centrada en
la naturaleza del escritor--, no la excéntrica. (Originalitat)
No hay comentarios:
Publicar un comentario