III
Otra pregunta: ¿no habrá que buscar el origen de este
problema, que parece desviarse más cada día que pasa de su necesaria y pronta
solución, en el mal entendido nacionalismo catalán o sentimiento catalanista,
como lo llama Maragall? Para nuestro poeta “lo característico de este
sentimiento es el ser a la vez un amor y un desamor: un amor a Cataluña, que es
desamor a Castilla (en el sentido de España castellana); siendo muy de tener en
cuenta que el desamor es la levadura popular del catalanismo, lo más sentido
por la masa, mientras que el amor activo de Cataluña es ya producto de un
desarrollo de cultura y de un mayor refinamiento sentimental.” Eso afirma en su
artículo escrito en castellano El
sentimiento catalanista. Y ya antes había dicho algo que nos parece
fundamental para entender lo que pasa, y es que “la dominación de lo que en
término general se suele llamar el espíritu castellano, dejó un impulso de
protesta y rebeldía; la remota diversidad de raza, una repulsión; la permanente
diferencia de vida e intereses, un antagonismo; los desaciertos políticos, una
desconsideración; el renacimiento literario particular, un orgullo de
nacionalidad, y las recientes catástrofes, una alarma.”
Parece que Maragall, al afirmar lo que antecede, tiene
en cuenta lo sucedido en la historia de España a lo largo de los siglos, en los
que la rivalidad entre Cataluña y Castilla, que era la que históricamente regía
los destinos de todos los rincones de España, cada uno con sus costumbres,
tradiciones, fueros, lengua y literatura, saltaba a la menor circunstancia y
era la primera que se rebelaba y desobedecía las leyes del Estado aliándose
en ocasiones con estados extranjeros, Francia principalmente. Las guerras
abiertas para sofocar las rebeliones de Cataluña contra el Gobierno central
costaron muchísimo dinero y todo para conseguir abrir aún más las heridas entre
los españoles de estas tierras y los españoles del resto de España.
Y si Castilla es pobre y Cataluña rica y Galicia es
así y el País Vasco de otra manera, ha sido cosa de la naturaleza de cada
rincón de España, y todos han de contribuir a que el Estado, que es de todos,
avance y no muera por desidia de unos y segregacionismo de otros. Así pues,
como dice Joan Maragall en el mismo ensayo, deben todos “hacer obra de vida
para España, es recomponer una nueva España para el siglo nuevo.”
Amén.
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