El primer verso
Empezó a escribir el poema y, nada más acabar el primer verso, le
pareció tan eficaz e independiente que ahí cerró el poema.
El delator de Cristo
Hoy, el prisionero de Guantánamo, al borde de la extenuación, ha confesado a los militares que lo
atormentaban en el potro de los suplicios desde hacía horas que sí, que
efectivamente él había traicionado a Jesús en el Huerto de los Olivos y luego había
robado el cuerpo de la cueva que le había servido de sepultura.
La taza de café
De repente se vio en el reflejo del café de la taza que se iba a tomar como
un viejo que se había pasado cincuenta años sin dormir.
El crimen perfecto
El crimen perfecto empezó a tramarse la tarde que el criminal oyó
al azar en la calle a una mujer que hablaba por el móvil decir a alguien que la
llave de su casa de la calle el Sol, número 5, se encontraba donde siempre, en
la maceta de las aspidistras.
Tempus dixit
Les dijo el tiempo a los perfeccionistas: "Pasad del resultado y disfrutad del proceso".
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