5. CERVANTES
Miguel de
Cervantes Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares. Fue el cuarto de los
siete hijos que tuvo el cirujano Rodrigo de Cervantes. Estudió Humanidades en
Madrid con el maestro Juan López de Hoyos. A los dieciocho años tuvo que huir a
Italia debido a una pendencia poco clara y allí trabajó a las órdenes del
cardenal Acquaviva. Después se alistó como soldado y luchó en la batalla de
Lepanto contra los turcos en 1571; en ella recibió heridas tan graves, que
perdió la mano izquierda. Luego sentó plaza en Flandes y participó en la
expedición a Túnez. De vuelta a España, la nave en que viajaba fue abordada por
los piratas berberiscos, que lo llevaron prisionero a Argel, donde permaneció
cinco años, durante los cuales intentó en vano escaparse varias veces;
finalmente, pagaron su rescate los frailes trinitarios en 1580. Ya de regreso a
la patria, se casó con Catalina de Salazar y Palacios, y de 1587 a 1600 vivió
en Sevilla ejerciendo el oficio de comisario de abastecimientos para las
expediciones militares de Felipe II, en especial, para la Armada Invencible.
Debido a unas irregularidades económicas, fue a la cárcel. Tras esa nueva
adversidad, se trasladó en 1603 a Valladolid, donde estaba la Corte; allí
preparó la edición de la primera parte del Quijote (1605). De nuevo fue
encarcelado al ser hallado muerto el caballero navarro Ezpeleta a la puerta de
su casa (en el proceso se vieron involucrados varios familiares del escritor,
en especial, sus hermanas). Más tarde cambió por breve tiempo su suerte y
acompañó al conde de Lemos a Nápoles (1610). De vuelta a España se dedicó a su
labor creadora, dando a conocer, entre otras obras, las Novelas Ejemplares y la
segunda parte del Quijote. Murió en Madrid poco después de haber terminado de
escribir su obra póstuma, Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Cervantes
cultivó todos los géneros literarios, desde poesía hasta novela, pasando por el
teatro. De su talante como poeta decía:
"Yo que
siempre me afano y me desvelo
por parecer que
tengo de poeta
los dones que no
quiso darme el cielo."
Sin embargo, nos
dejó abundantes muestras poéticas diseminadas por su obra narrativa: romances,
sonetos, canciones, ovillejos... Y no contamos las diez obras teatrales y los
dos entremeses escritos en verso. De la obra poética independiente destacamos
en primer lugar el Viaje al Parnaso,
al que pertenece el terceto copiado arriba. Se trata de un extenso poema
(alrededor de mil versos) en el que finge un viaje a la residencia de las
musas, donde asiste a una asamblea de poetas presidida por Apolo. La Epístola a Mateo Vázquez, también en
tercetos, fue escrita durante su cautiverio en Argel y en ella le pide al que
da nombre a la epístola, que era secretario de Felipe II, que interceda por los
prisioneros ante la figura del Rey. Y de los poemas extensos incluidos en su
prosa sobresale el Canto a Calíope,
escrito en octavas reales e inserto en La
Galatea, que es una especie de crítica literaria de la poesía de su tiempo:
"Pienso
cantar a aquellos solamente
a quien la parca
el hilo aún no ha cortado..."
Otros poemas
famosos de Cervantes son: el soneto dedicado Al túmulo de Felipe II o el primoroso romance de La Gitanilla que
empieza:
"Hermosita,
hermosita,
la de las manos
de plata..."
Los textos seleccionados son los dos Ovillejos que aparecen en El Quijote y el Soneto dedicado a Preciosa en La gitanilla:
1.
"¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
¿Y quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
¿Y quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!
De ese modo en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor?
¡Amor!
¿Y quién mi gloria repuna?
¡Fortuna!
¿Y quién consiente mi duelo?
¡El cielo!
De ese modo yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo."
- Dese modo no es cordura
- querer curar la pasión,
- cuando los remedios son
- muerte, mudanza y locura.
2.
Cuando Preciosa el panderete toca
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.
Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.
Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene
Amor rendidas una y otra flecha.
Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio Amor por ellos le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.
Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.
Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene
Amor rendidas una y otra flecha.
Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio Amor por ellos le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.
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