III.
EL BARROCO
(SIGLO XVII)
- LUIS DE GÓNGORA (Escuela culterana)
Luis de Góngora y Argote (1561-1627), enemigo acérrimo de Quevedo, con quien mantuvo una guerra literaria sin cuartel, nació en Córdoba en el seno de una familia con bienes. En Salamanca estudió derecho y adquirió conocimientos de varios idiomas. En 1585 fue nombrado racionero de la catedral de Córdoba por intercesión de un tío suyo. Llevó una existencia alejada de la seriedad eclesiástica. Sus problemas económicos y su ambición personal le llevaron en 1617 a buscar de nuevo la ayuda de su pariente para conseguir el puesto de capellán real en la Corte de Felipe III, en Madrid. Y aunque se ordenó sacerdote a los 53 años, su afición al juego y al buen vivir le hicieron incurrir en la humillación y la mentira. Lleno de deudas, regresó a Córdoba donde murió.
La producción
poética de Góngora la podemos dividir en tres grupos:
1. Lírica
inspirada en la corriente popular y tradicional española y escrita con un
lenguaje sencillo. Está representada por letrillas
y romances.
Entre las primeras
destacan las que empiezan “La más bella niña de nuestro lugar”, “Ande yo
caliente y ríase la gente”, “Cuando pitos, flautas, y cuando flautas, pitos”… Entre
los romances (que suelen tratar
temas moriscos, caballerescos, pastoriles o burlescos) sobresalen el Romance de Angélica y Medoro, Entre los sueltos caballos, o el del Cautivo (“Amarrado al duro banco / de una galera turquesca/
ambas manos en el remo / y ambos ojos en la tierra…”)
2. Los sonetos, de estilo algo más complejo
que el de las letrillas y romances (abundancia de recursos expresivos)
contienen temas relacionados con su vida, personajes de la época, ciudades y
monumentos, aunque son más celebrados los amorosos, en especial los que
comienzan “La dulce boca que a gustar convida”, “Mientras por competir con tu
cabello”, “Suspiros tristes, lágrimas cansadas”.
3. La poesía culterana, la más compleja y cultivada
especialmente en su última etapa, está representada por dos obras: la Fábulade Polifemo y Galatea ( en 63 octavas reales, el
poeta narra el amor que siente el cíclope Polifemo por la ninfa Galatea, cuyo
corazón, sin embargo, pertenece al pastor Acis, que no puede evitar morir
aplastado por un gran peñasco que le arroja el celoso cíclope (“Un monte era de
miembros eminente”, dice de Polifemo otra octava). La segunda obra culterana se
titula las Soledades, especie de
canto a la naturaleza (mares, playas, ríos, bosques, montes…) escrito en silvas, que iba a constar en un
principio de cuatro partes (juventud, adolescencia, madurez y senectud), de las
cuales sólo logró escribir el poeta la primera y parte de la segunda. En ellas
un náufrago llega a una playa donde le dan asilo unos pastores; vive con ellos
escenas de bodas, de pesca, juegos atléticos…
He aquí una
octava real de Góngora perteneciente a la Fábula
de Polifemo y Galatea:
“De este, pues,
formidable de la tierra
bostezo el
melancólico vacío,
a Polifemo,
horror de aquella sierra,
bárbara choza
es, albergue umbrío
y redil
espacioso donde encierra
cuanto las
cumbres ásperas cabrío
de los montes
esconde: copia bella
que un silbo
pinta y un peñasco sella.”
La octava real presenta el siguiente esquema estrófico: 11A 11B 11A 11B 11A 11B 11C 11C
Góngora emplea
un lenguaje muy difícil cuajado de cultismos léxicos (“flamígero”, “rutilante”,
“caliginoso”…), sintácticos (a veces adelantando el complemento al nombre que
complementa: “de este pues formidable de la tierra bostezo”; otras, colocando
el verbo al final de la oración: “los bueyes a su albergue reducía”) y
semánticos (“aplauso”, “lascivo”…). En otras ocasiones lo recarga de los más
variados recursos expresivos, como perífrasis: “donde espumoso el mar
sicilïano” (el Mediterráneo); abundantes y atrevidas metáforas: el freno de oro,
bostezo de la tierra, un monte de miembros, cuna dorada, “erizo es el zurrón de
la castaña”…; hipérbatos retorcidos hasta la exageración como en “estas que me
dictó rimas sonoras,/ culta sí, aunque bucólica, Talía” (estas rimas que Talía
–culta pese a ser campesina- me dictó); aliteraciones: “infame turba de
nocturnas aves”; alusiones mitológicas: Polifemo, Galatea, Acis, Vulcano,
Leteo, Musas, Fama, Tifeo, Hero, Leandro, Orfeo y un largo etcétera.
Los textos
seleccionados son dos composiciones de Luis de Góngora y Argote, el
representante máximo del Culteranismo español: un soneto y un romance. El soneto
está escrito con el lenguaje y el estilo de la segunda etapa del poeta
cordobés, algo más complicado que el de las letrillas y romances de la primera
etapa, aunque no es todavía el recargado y casi hermético de la etapa culterana
en la que destacan la Fábula de Polifemo
y las Soledades. El romance elegido es uno de los más conocidos del poeta.
1.
“Mientras por
competir con tu cabello,
oro bruñido el
sol relumbra en vano,
mientras con
menosprecio en medio el llano
mira tu blanca
frente el lilio bello;
mientras a cada
labio por cogello,
siguen más ojos
que al clavel temprano,y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello,
cabello, labio y frente,
antes que lo que
fue en tu edad dorada
oro, lilio,
clavel, cristal luciente,
no sólo en plata
o vïola troncada
se vuelva, mas
tú y ello juntamente,
en tierra, en
humo, en polvo, en sombra, en nada”
2.
“Amarrado al
duro banco
de una galera
turquesca,
ambas manos en
el remo
y ambos ojos en
la tierra,
un forzado de
Dragut,
en la playa de
Marbella,
se quejaba al
ronco son
del remo y de la
cadena:
“¡Oh sagrado mar
de España,
famosa playa y
serena,
teatro donde se
han hecho
cien mil navales
tragedias!
Pues eres tú el
mismo mar
que con tus
crecientes besas
las murallas de
mi patria,
coronadas y
soberbias,
tráeme nuevas de
mi esposa,
y dime si han
sido ciertas
las lágrimas y
subiros
que me dice por
sus letras;
porque si es
verdad que llora
mi cautiverio en
tu arena,
bien puedes al
mar del sur
vencer en
lucientes perlas.
Dame ya, sagrado
mar,
a mis demandas
respuesta,
que bien puedes,
si es verdad
que las aguas
tienen lengua.
Pero, pues no me
respondes,
sin duda alguna
que es muerta;
aunque no lo
debe ser,
pues que yo vivo
en su ausencia.
¡Pues he vivido
diez años
sin libertad y
sin ella,
siempre al remo
condenado,
a nadie matarán
penas!”
En esto se
descubrieron
de la religión
seis velas,
y el cómitre
mandó usar
al forzado de su
fuerza.”
He aquí un modelo de romance, serie de versos octosílabos cuyos pares riman asonantemente en e-a
(turquesca- tierra- cadena- Marbella...), cuajado de bellos recursos literarios, desde perífrasis ("¡Oh, sagrado mar de España", por el Mediterráneo), a personificaciones del mar, adjetivaciones del tipo "lucientes perlas" o los típicos , hipérbatos tan propios del Barroco como "en esto se descubrieron / de la religión seis velas".
He aquí un modelo de romance, serie de versos octosílabos cuyos pares riman asonantemente en e-a
(turquesca- tierra- cadena- Marbella...), cuajado de bellos recursos literarios, desde perífrasis ("¡Oh, sagrado mar de España", por el Mediterráneo), a personificaciones del mar, adjetivaciones del tipo "lucientes perlas" o los típicos , hipérbatos tan propios del Barroco como "en esto se descubrieron / de la religión seis velas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario