DESCUBRIENDO MI TIEMPO, Milagros Martín Carreras
Ediciones Carena, Barcelona, 2011
He aquí un libro de poesía auténtico, y luego diré por
qué. A su autora, Milagros Martín Carreras, aragonesa de nacimiento y
barcelonesa de adopción (en la ciudad condal ha vivido desde los quince años y
aquí formó su familia), la conozco de siempre, aunque por decir una fecha, me
referiré a los finales de los años setenta, cuando empezamos a coincidir en el
mundo reconfortador de la poesía, en la tertulia sabatina que el maestro de
poetas José Jurado Morales dirigía en su piso del Conde de Borrell de
Barcelona.
Luego dimos recitales de poesía juntos; publicamos
libros en la misma editorial, la
Rondas de imposible olvido: ella, Hablo con mi amigo el mar y Trenzados de viento, y yo, Agua vivida; compartimos bienvenidas y adioses de compañeros poetas, y, tras la
desaparición de Jurado, volvimos a compartir homenajes, nuevos recitales y otras tertulias, y viajes, y felices reencuentros, como el del Ateneo de
Cerdanyola, en el que tuve el honor y el placer de volver a hablar de aquel su
primer poemario, luminoso y tierno, que es Hablo
con mi amigo el mar.
Las largas ausencias, pues, se llenaban de felices reencuentros, como el de hace unos días en Barcelona en que me
dedicó el libro que da título a esta entrada, Descubriendo mi tiempo, poemario que, por otra parte, estuve a
punto de presentar en Las Arenas antes del verano, pero que, por motivos
inaplazables, no pudo ser.
Descubriendo mi
tiempo es uno de esos libros auténticos que tenemos la suerte de que caiga
en nuestras manos, luminoso y tierno como el de todos los de Milagros, más
luminoso y tierno si cabe que los demás, entre otras cosas porque la autora ha
madurado su decir poético, ha profundizado en lo que es la esencia de la poesía
(cantar sintiendo lo que se ha perdido y celebrar el camino que sigue abierto),
sin contar con su experiencia vital que es rica en alegrías y sufrimientos (el
último de los cuales, que supera todos los dolores de una madre, ha sido la
reciente pérdida de un hijo). Luminoso porque todo en él es esperanza,
confianza en el mundo que la rodea, y tierno porque el amor, la amistad y la
ternura rezuman todas las páginas.
Quien lea Descubriendo
mi tiempo de Milagros Martín Carreras obtendrá la virtud de darse una
vuelta por su mundo, que lleva el “aroma a hogaza recién hecha” o “el perfume
de la ropa limpia y soleada”, es decir, un mundo nuevo, limpio, sincero,
abierto a quien sepa descubrir sus confidencias, sus confesiones, su singular modo de concebir la vida. Está enamorada y disfruta de las cosas pequeñas
y hogareñas, y comulga con los recuerdos entrañables que le traen los caminos,
los cantos de los agricultores, la trilla en las eras, recuerdos de los
“Campos anchos y llanos
de esa Castilla
de mis antepasados,
fuerte y sencilla.”
Enamoramiento que la hace anhelar vehemente
“llevar en el alma grabada
toda la alegría de la Tierra.”
Alegría que estalla en poemas, muchos de ellos
condensados en reflexiones profundas sobre el sentimiento humano, la fidelidad
de la palabra, el desorden que a veces asedia al mundo, el sentido del tiempo
(que justifiva por sí solo el título del poemario):
“Siento el ayer
y vivo ya el mañana
que desnuda mi hoy.”
La soledad buscada para encontrarse a sí misma, la
paradoja que vive siempre el poeta: “Soñar y estar despierto.”
El amor, como salvador del suplicio cotidiano.
En realidad, Milagros, que se está buscando
constantemente, y se hace preguntas y formula dudas sobre su experiencia vital, acaba encontrándose cuando escribe versos,
estos versos suyos que no son para proporcionar la felicidad de los lectores (ella
misma dice que la felicidad “no existe, hay que hacerla, construirla cada día”), sino
sembrar esperanza y confianza en el propio existir.
Hay en Descubriendo
mi tiempo, numerosos ejemplos que prueban lo que digo, pero quizá sea el
poema titulado Lejanía el que mejor
retrata a Milagros Martín y su concepción tanto de la vida como de la poesía.
Buen romance que comienza:
“Tengo la mirada lejos
como atrapada en el tiempo.
La mirada va enlazada
a tu querer y a tus besos.”
Y termina:
“Me agarro fuerte a tu brazo,
como la vela al velero,
y mirándome en tus ojos,
con tanta luz me despierto.”
He aquí dos de
los componentes más importantes del libro: la ternura amorosa por un lado y la
luminosidad por otro, pero sabiamente unidas en el fervor del poema: “y mirándome
en tus ojos, con tanta luz me despierto.”
Justo como sucede en el acto mismo de crear poesía: al
ser cegados por ella, por la luz del arte y la belleza, despertamos en nuestro
mundo cotidiano. La suerte está de parte del poeta que consigue atrapar en sus
versos un destello de esa luz.
Esto sólo son palabras de un acercamiento a Descubriendo mi tiempo. Cada lector
podrá hacer el suyo. Pero estoy seguro de que ninguno cerrará el libro sin que
su corazón no se haya emocionado más de una vez y no haya captado la lección de
honradez y autenticidad que Milagros Martín Carreras ha vertido en los versos
presentes.
Tossa de Mar, 5 de octubre de 2012
muchas gracias por poder REENCONTRARME con Milagros Martin POETA de SALILLAS que recuerdo y no olvido y CANTO en mis ANTOLOGIAS MUSICALIZADAS pues la llevo como CANTAUTORA . canal maryelcu en youtube es uno de mis destinos . y mary carmen escudero en face . un abrazo
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