COSAS DE DIOS
Dios necesita ver desde más cerca la tierra. Desde tan
alto no puede arbitrar los destinos humanos. Necesita ver a las personas a una
altura prudente; de otra manera, éstas escaparían fácilmente de sus continuas
acechanzas, del mismo modo que las hormigas, ocultas entre la hojarasca del
jardín, burlan mejor las intenciones de los niños de pisarlas con sus enormes
zapatillas de deportes. A Dios no le gusta viajar en avión porque sólo podría
controlar las vidas de quienes viajan con él apretujados en la lata de sardinas
del cielo. Y eso sería hacerle un flaco favor a su arrogante omnipotencia,
acostumbrada a los multitudinarios desastres. De ahí que, lógicamente,
aborrezca las nubes, cuya aburrida belleza la deja para los poetas sin
inspiración y sin talento que cualquier tema, por insignificante que parezca,
les satisface. Insistimos, lo que quiere Dios es estar lo más cerca posible del
hombre, pero sin que éste lo vea, para no verse obligado a sufrir una de sus
rabietas existenciales; de modo que, oculto y pertrechado a una altura
prudencial de la víctima, pueda desde su tramoya mover los hilos con toda la
impunidad del mundo y a la vez sin que sea advertida su trampa. Amparado, pues,
por su invible ventaja, aprovecha cualquier momento de indecisión de tantos
como experimenta el hombre a lo largo de una sola jornada para mover el hilo de
una mano armada, de un pie agresivo, de una mente perversa o de un corazón
desenamorado. Y cuando se cansa de su juego diurno favorito cambia de tercio y
aprovecha las sombras nocturnas y se vale del descanso reparador para irrumpir
como un bandido en la alcoba de los sueños, modificar los temperamentos de sus
protagonistas y confundir al sujeto con apariciones de monstruos, hechos
aflidos o aventuras peligrosas de donde casi siempre sale derrotado. Sólo
cuando la pesadilla hace despertarse sobresaltado al que sueña, empapado de
sudor y presa de espasmos y palpitaciones, abandona como un cobarde los
bastidores de la escena, alegrándose del infortunio del sujeto. En vez de un
padre solícito que hace lo imposible para ayudar a sobrellevar los avatares de
la vida a su hijo, se comporta como un padrastro sin entrañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario