Antes de empezar, conviene que deje claro a qué seguidillas me refiero.
Musicalmente hablando, las seguidillas son un tipo de canciones españolas acompañadas de danza, típicas de las actuales comunidades autónomas de origen castellano: Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y el sur de Castilla y León, aproximadamente las provincias de Segovia y Ávila.
Y poéticamente hablando, las seguidillas son estrofas de arte menor y rima asonante, compuesta unas veces de cuatro versos (dos heptasílabos y dos pentasílabos), y en este caso se llama seguidilla simple, y otras veces de siete versos (se añaden a los cuatro anteriores tres versos más, dos penntasílabos y un heptasílabo), y en este caso recibe el nombre de seguidilla compuesta.
Ejemplo de seguidilla simple:
Hacia Roma caminandos peregrinos,
a que los case el Papa,
porque son primos. (Lorca)
Y su esquema, el siguiente: 7 libre- 5a- 7libre- 5a (riman asonantemente el segundo y cuarto versos).
Ejemplo de seguidilla compuesta:
En las sierras de Soria,
azul y nieve,
leñador es mi amante
de pinos verdes.
¡Quién fuera el águila
para ver a mi dueño
cortando ramas. (A. Machado)
Y su esquema, el siguiente: 7libre- 5a- 7libre-5a- 5b- 7libre- 5b (riman asonantemente el segundo y cuarto versos, y el quinto con el séptimo).
Pues bien, acabada la aclaración, debo afirmar, en primer lugar que me refiero a la seguidilla compuesta y en segundo lugar a las seguidillas tanto musicales como poéticas.
De niño, aprendí a cantar en los Salesianos de mi ciudad natal una seguidilla que nunca el olvidado por su lección práctica:
"Nunca plantes la viña
junto al camino
porque todo el que pasa
coge un racimo.
Y de este modo,
te la van vendimiando
poquito a poco."
¡Cuántas veces la habremos cantado mi hermano mediano (que también estudió en el mismo centro educativo) y yo en fiestas familiares!
Pues bien, esa seguidilla me ha servido de modelo en algunos de mis modestos trabajos poéticos. De hecho, hace algunos años escribí una colección de seguidillas compuestas sobre el mundo obrero y la soledad de los ancianos al coger la jubilación. Me inspiré en los patios que contemplaba desde el balcón de mi antiguo piso. Esa colección la titulé Los patios, y la olvidé completamente hasta que yo mismo me jubilé. Y revisando cosas escritas de tiempo atrás di con las seguidillas. No me desagradaron y a punto estuve de incluirlas en alguna de mis publicaciones. Pero por circunstancias inexplicables las fui dejando en la sala de espera. Y, por fin, hace cosa de mes y medio, arreglé unas cuantas seguidillas de aquellas y las mandé a un concurso de poesía de Uruguay (¡qué lejos y qué cerca a la vez por este milagro de Internet!) con el título común de La huella de los patios. Y hace una semana recibí por correo electrónico la grata sorpresa de que había obtenido premio en dicho concurso.
He aquí el poema de seguidillas cpmpuestas:
LA HUELLA DE LOS PATIOS
2º Premio del 8º Certamen Internacionak de Poesía
"Juan Zorrilla de San Martín", Montevideo, 2012.
1.
La vida en estos
patios
se llama hombre,
herramienta que
busca
la paz más
noble:
macetas, jaulas,
una quiniela el
viernes
y andamio al
alba.
Veo sobre las
cuerdas
de su hondo
patio
tendido el
indumento
de su trabajo:
huele a fatiga,
a emigración
forzosa,
a hambre
sufrida.
Lluvia de amarga
bilis
a diario acecha
desde el alba a
la noche
su honrada
senda.
Valiente obrero,
que levanta la
frente
contra ese
miedo.
Combate con las
armas
que Dios le ha
dado:
la limpia
madrugada
de sus andamios
y el ansia firme
de volver a la
casa
con manos
libres.
La vida en estos
patios
se llama
anciano,
soledad y
nostalgia
de jubilado,
de fortaleza
mellada por el
uso
de la
herramienta.
Una cacha en la
mano
y unos recuerdos
de asidero le
sirven
en su destierro;
y en las paredes
juega el sol con
el día
sin atenderle.
Revive la
ternura
de sus oficios,
la azada sobre
el surco,
paleta, frío...
su sino de ave,
su sino de hoja
de árbol
que brilla y...
cae.
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