martes, 8 de abril de 2008

HILO DIRECTO CON DIOS

EL LIBRITO DEL MONSEÑOR

El Monseñor de la Obra escribió un librito allá por los años sesenta, y hasta la fecha no ha dejado de reeditarse. Se dice en uno de sus múltiples prólogos que el opúsculo no se escribió para los miembros de la Obra, pero la verdad es que nadie con dos dedos de frente puede negar lo que es obvio y que el tono que se reserva para los que no pertenecen a ella es claramente discriminatorio y en ocasiones se viste con palabras que indican menosprecio. Se trata de una colección de máximas y comentarios a modo de consejos cuyo objetivo principal es encauzar actitudes y conductas, clasificados en campos tan dispares como el trabajo, el carácter, la pureza, la vida interior, el estudio, los libros, la perseverancia o las cosas pequeñas,etcétera. Y todos los avisos persiguen claramente una meta: hacer proselitismo bajo la mascarada de que todos podemos ser santos en medio del mundo y en la vida del trabajo de cada día. Aunque no faltan las sentencias relacionadas con el Imperio y el Caudillo, muy propios de quienes ven en la dictadura un medio de adoctrinar a la masa que no piensa. No hay que espigar mucho para encontrar “exquisiteces” como las que se copian a continuación.
“Con cristos como tú España recobrará la grandeza de sus santos, de sus sabios y de sus héroes.”
“Tú no tienes que ser del montón. Tú has nacido para caudillo. Fortalece tu voluntad para ser señor de ti mismo y después jefe, caudillo. No serás nunca caudillo si sólo ves en los demás la escalera para subir.”
“Si quieres ser caudillo, tu aspiración será ser el último con los tuyos; el primero con los demás. Cuando seas jefe, no flaquees; los tuyos no te obedecerán.”
Todo muy en consonancia con la forma de actuar de los miembros de la Obra.
Por otra parte no deja de ser curioso que el librito, traducido a una docena de idiomas, haga constantes alusiones al dinero, a la riqueza, a los bienes materiales. Sólo se equiparan a este tema los del ya citado imperio, mando, caudillaje, y los referidos al sexto mandamiento, entre otros. Leamos unos cuantos comentarios relacionados con este último tema:
“Tu carne es débil y hecha a la tierra; tú debes ser fuerte y mirar al cielo.”
“Enemigo número uno: el sexo; enemigo número dos: la familia y el matrimonio; enemigo número tres: la amistad duradera.”
“Nuestro sexo no es nuestro”.
“La familia y el matrimonio desvían la atención, rompen la vocación de seguirle a él (con minúscula), no a Él (a Dios)”.
“ El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo.”
“La amistad duradera engendra la confidencia, el espíritu crítico.”
“Quien lea este libro con fines terrenales sólo logrará deformarlo y degradarlo”.
Así cualquiera: es como curarse en salud o bañarse y guardar la ropa.
Y referidas al sexo hay recomendaciones tan lindas como las que siguen:
“Evita los meneos de mujerzuela”.
“Sé puro con caridad porque la pureza sin amor es un lodazal”.
“No vayas al matrimonio con el cuerpo agostado y el alma sin ilusión. Que no digan al verte: el hombre es una bestia”.
“Si sabes ser casto, la castidad será tu corona de triunfo”.
“Apaga los primeros chispazos de la pasión para que tu cuerpo no se convierta en hoguera”.
“Entre los lujuriosos abundan los tímidos y los crueles, que son poco viriles”.
“No busques la compañía de una satisfacción sensual; luego te encontrarás muy solo”.
Y un largo etcétera.
Como queda ya dicho, también son abundantes las advertencias relacionadas con los negocios, el dinero, los bienes materiales. He aquí, como muestra, unos lindos botones:
“Los hombres ponen demasiado afán en sus asuntos terrenos: ilusión de honores, ambición de riquezas, preocupaciones de sensualidad” (dos de los temas más perseguidos unidos en el mismo comentario).
“Para los que andan en negocios de almas, el tiempo es más que dinero, es gloria.”
“Se gasta lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste.”
“ No tienes que preocuparte porque se avecine un problema económico; haz lo que puedas y verás qué pronto deja de ser problema el dinero”.
“Intelligentibus pauca”, que habría dicho el "Extremeño".
Dos primicias a todas luces esclarecedoras para entender la vida y el fasto con que se rodean en ocasiones los de la Obra, al menos ciertos jerifaltes de la Obra, incluido el Monseñor, son las siguientes:
“Todo el lujo, la majestad y la belleza me parecen poco. “
“Estad a favor de la riqueza de vasos sagrados, ornamentos y retablos.”
Como toda organización religiosa, la Obra dispone de un centro de peregrinación adonde acuden varias veces al año los miembros y simpatizantes de la Obra para realizar retiros espirituales y rezar por el alma del Monseñor. Envuelto por una naturaleza soberbia, lagos y montañas y una vegetación lujuriosa (parece una contradicción) el Santuario de Domus Dei, especie de basílica descomunal propiedad de la Obra, se encuentra en un sitio privilegiado de Aragón, patria del Monseñor. Su construcción principal, en ladrillo visto, adopta la forma de un barco volcado. Y si los alrededores son apabullantes, el entorno inmediato no le va a la zaga. En primer lugar está la inmensa explanada que conduce a él, recubierta con grandes losas de mármol de color representando pasajes de la Biblia. Y después, sin menoscabo para ellas, se hallan las lujosas residencias construidas para alojar a los santos aquí en la tierra que acuden allí para ser más santos todavía realizando retiros espirituales como quien hace batidas de caza. O los dos restaurantes de muchos tenedores donde se sirven platos internacionales sobre manteles impolutos decorados con palomas azules en pleno vuelo. Los recorridos marmóreos del Viacrucis con sentencias extraídas del librito del Monseñor, inscritas en letras de oro, y otras dependencias administrativas que anonadan al visitante con su riqueza y boato. Y si nos centramos exclusivamente en el interior del templo, los ojos de quienes allí se encuentran no pueden sino enfermar de admiración. Sólo con decir que el altar mayor contiene un retablo de la escuela de Fernando Gallego, protegido por una reja de oro, queda todo dicho. Las paredes laterales están cubiertas con mármol de Carrara, y los confesionarios de las múltiples capillas, cada una con su advocación correspondiente, están fabricados con maderas nobles. Y durante las misas solemnes se exponen a la vista de los fieles ropajes litúrgicos bordados con hilos de oro y copones y cálices para las multitudinarias comuniones del mismo preciado metal con incrustaciones de piedras preciosas. Ser santo allí es fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario