lunes, 3 de enero de 2011

MADRID ESENCIAL 2010


VIAJE DE REGRESO


Todos los viajes de regreso se parecen en una cosa: prescriben el final de una aventura venturosa. La nuestra empezó aquí, en el vestíbulo de espera del AVE en la estación madrileña de Atocha, y termina prácticamente en el mismo sitio. Nuestro equipaje aguarda, como el de Úrculo, inciar el viaje de regreso.



Sin tristeza, sin nostalgia. Esa es la ley de todo buen viaje. Lo vivido, vivido queda y algo de su piel y su latido queda para siempre pegado a nuestra piel y a nuestro latido. ¡Y que nos quiten lo bailao, lo visto y sentido en esta hermosa capital de España que con tanta generosidad acoge a propios y extraños.


Antes de bajar a las vías para, a través de ellas y el rodante volador que las habita, volver a la apacible y sencilla cotidianidad, pasan velozmente por la retina de mi memoria segmentos de ecos y resonancias de experiencias y escenas vividas en estos últimos cinco días exclusivamente madrileños.


Paradas de libros de ocasión de la Cuesta de Moyano, la imagen retorcida del Ángel Caído del Retiro a pleno sol y envuelto por ocres hojas muertas que el aire arranca de los plátanos y condena a un baile maldito antes de caer a los paseos, la Puerta de Alcalá mirando el tiempo y el rodar constante de automóviles…




Los cantos de los pájaros que liberan los semáforos al ponerse verdes para los peatones, cervezas y rincones de restaurantes cálidos aliviando el helor de las aceras, templos y jardines, puestos del Rastro concurridos por un mar de gente que inunda plazas y calles con conversaciones, gritos, regateos, codazos…


Plazas soleadas donde los abuelos se reúnen para hablar de todo menos del tiempo que avanza irremisiblemente, alumbrados navideños que ponen colores pacíficos y tranquilizadores en los tiempos de carestía que vivimos, pese a todo, la primera nevada del año sobre los Jerónimos, junto a la estatua del pintor solitario…


Cuadros del Prado, ventanas abiertas a la imaginación, representaciones de la vida que recorre todas las épocas de la historia dejándonos lo más singular de cada una, fuentes mitológicas de Aranjuez sonando eternamente bajo la hora exacta de la muerte otoñal de los árboles y hablando a la vez de lo inmortal…



Vivencias que ahora, mientras vamos volando en el AVE hacia Barcelona, comienzan a ser ya pastos del recuerdo, nostalgias de la memoria, y a la vez imperecederas presencias fotográficas en las galerías del alma. ¡Ah, los viajes de regreso! ¡Siempre iguales y siempre diferentes para el viajero soñador!

No hay comentarios:

Publicar un comentario